Dulce Mamani, la dueña del delicioso restaurante "Los Sabores de Dulce", estaba contenta. Gracias a la Casa 1, ¡ya entendía qué era la utilidad! Pero ahora, un nuevo misterio la confundía. Sus libros decían que ganaba dinero, pero al ver su caja registradora, se preguntaba con frustración: ¿Y a dónde se va todo el efectivo?.
Su pregunta la guio hasta un edificio imponente que nunca antes había visto: la Casa 2, El Espejo de la Rentabilidad. Un letrero dorado en la puerta prometía mostrarle el verdadero rostro de su negocio. Con el corazón latiendo con fuerza, Dulce respiró hondo y empujó la gran puerta de madera.
Adentro la recibió un personaje muy distinguido: Don Khipu, el Cuy Sabio. Vestido con un elegante traje y lentes, la saludó con una sonrisa amable. Bienvenida, Dulce. Sé por qué estás aquí, dijo con voz calmada. La utilidad es la película de tu negocio, pero el efectivo... ¡el efectivo es el pulso que lo mantiene vivo!.
Don Khipu le explicó que para entenderlo todo, necesitaba tres espejos mágicos. Le mostró dos en la pared. Este es el Estado de Situación, una 'fotografía' de lo que tienes y lo que debes. Y este otro es el Estado de Resultados, la 'película' de tus ganancias que ya conoces.
Pero el espejo más importante es este, dijo Don Khipu, guiándola hacia un tercer espejo que brillaba con luz propia. El Estado de Flujos de Efectivo. No te muestra lo que ganaste en papel, sino el dinero que de verdad entró y salió de tu bolsillo.
Dulce lo miró, confundida. Pero si vendí mucho, ¿no debería tener mucho dinero?. Don Khipu negó con la cabeza. No si vendiste a crédito. Eso se ve bien en la 'película' de la utilidad, ¡pero no llena tu caja hoy! Un negocio puede morir de sed, aunque tenga muchas promesas de pago.
Para que lo entendiera mejor, Don Khipu le entregó un montón de recibos y facturas desordenadas de otro negocio de cuyes. Tu desafío es ordenar este caos, dijo con un brillo en los ojos. Construye los tres espejos mágicos y descubre el verdadero pulso de este negocio.
Dulce se puso manos a la obra. Con cuidado, separó los papeles en tres montones: el dinero de las ventas diarias (Operación), el dinero que se usó para comprar un horno nuevo (Inversión) y el dinero del préstamo de su tía (Financiación). Poco a poco, el desorden se convirtió en claridad.
¡Lo había logrado! Al terminar el Estado de Flujos de Efectivo, Dulce pudo ver en qué meses el dinero escasearía, ¡incluso con buenas ventas! ¡Ahora lo entiendo!, exclamó feliz. La utilidad me dice si voy ganando, ¡pero el efectivo es la gasolina para poder seguir avanzando!.
Con este nuevo conocimiento, Dulce se sentía poderosa. Sabía que la ganancia y el dinero en caja debían ir de la mano. Se despidió de Don Khipu y salió de la Casa 2, caminando con paso firme hacia su siguiente destino: la Casa 3, donde aprendería a usar el Presupuesto para planificar su futuro.
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El Pulso del Efectivo